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Creación de la Marca España
Tengo que confesar que cuando el gobierno anunció la creación y fomento de ese intangible de la llamada «marca España» no pude ocultar mi satisfacción y esperanza. «Por fin empezamos a ponernos en valor a nosotros mismos», pensé. Por razones de idiosincrasia, cultura, o las que sean, uno de nuestros puntos débiles es precisamente éste, el no dar valor a lo que podemos ofrecer al mundo, incluso cuando en muchas ocasiones tiene una calidad superior a lo que normalmente se encuentra en el mercado.
Estadounidenses y Alemanes; pero sobre todo franceses, ingleses y en especial italianos llevan practicando esta «puesta en valor» desde hace muchos años y les va muy bien. Sin embargo, hay algo que los diferencia de nosotros. Ellos no empezaron la casa por el tejado, y me explico.
Cuando estas naciones empezaron a sacar pecho por sus empresas, ya tenían muchas grandes multinacionales que se habían ganado un prestigio reconocido globalmente, y lo único que tuvieron que recordarle a los consumidores que esas empresas eran «de su país».
La casa por el tejado
Nosotros vendemos la piel del oso antes de haberlo cazado. Si bien es cierto que existen multinacionales españolas (pocas aún) me atrevería a decir que aún ninguna ha alcanzado el prestigio internacional del que antes hablaba (quizá Santander está empezando a estar cerca). Estamos pregonando las bondades de unas marcas y productos «en pañales» en su mayoría, sin un respaldo contrastado entre consumidores internacionales. En mi opinión, estamos corriendo el riesgo de quemar la marca.
Aún no es el momento de la Marca España
Sé que lo que voy a proponer ahora puede sonar controvertido, pero mi opinión en este momento es que no se haga promoción de la marca España. Creo que no es el momento. Actualmente, nuestro país no tiene demasiada buena imagen exterior. Aún severamente afectado por la crisis y con tensiones separatistas últimamente intensificadas, España no está lo suficientemente «de moda» para que esto pueda funcionar. Es más, hasta muchas empresa españolas «enmascaran» su nombre para no sonar a español. Muchas veces más por vender más simulando ser de otros países que por alejarse de la marca España. Reny Picot y Pikolinos son buenos ejemplos de ello.
En conclusión, dejemos que las empresas hablen por sí solas, que crezcan y que se ganen un puesto por sí mismas en los mercados internacionales. Lo que el gobierno debe hacer en mi opinión es desatascar burocracia y fiscalidad, en especial con las relaciones laborales. Si dejamos a la iniciativa privada correr a sus anchas no tengo ninguna duda de que entre miles de proyectos saldrán con el tiempo algunas multinacionales con mucho que decir al mundo. Si no quieren hacer gala de su españolidad, también están en su derecho. Pero con aquellas que ya estén dejando a España en buen lugar, y estén orgullosas de su país, con aquellas y sólo con aquellas es con las que se deberá volver al proyecto de la «Marca España».